
Escribo porque necesito escribir,
porque salen de mí,
hadas, duendes,
encantamientos.
Escribo tal vez,
para poder lo imposible,
retener el tiempo, el instante.
Pero, ¡Oh insensato!
el instante ya es eterno,
si has estado presente
si te hiciste conciencia,
si conseguiste que los miedos
no te pierdan derrepente.
Escribo para conjurar mis miedos,
para proclamar mi libertad,
mi ternura, mi entrega.
Para que no se quede en mi
tanta belleza, bondad y bien.
Escribo como un rezo,
una plegaria agradecida
Amén, Señor, amén.
Escribo por este afecto que me acaricia,
por una noche que nos encontró en dicha,
porque no hace falta más
que una sonrisa,
una mirada,
un susurro.
Escribo porque sólo las palabras
me consuelan y me alivian,
dejan salir esta fiebre intensa,
ahora entiendo a santa Teresa,
cuando dice que de amor muero.
Se puede morir de amor,
es válida la pregunta
ahora lo comprendo.
Y no escribo más porque no sé
Literatos y poetas ayudadme,
sólo cánticos
sólo poemas,
yo que únicamente permitía
escribir a la razón
hoy aprendo melodías nuevas,
y busco palabras que te lleguen.
Y quisiera contar
todo lo que estoy recibiendo:
de tus manos
de tu voz,
de tu cuerpo.
Escribir de tu sonrisa,
tu canto, tu rezo;
pero he de callar
porque el silencio
acuna mejor
la inmensidad de estos momentos.
